Una pregunta
La sede central de la fundación El Gran Vidrio cuenta con un restaurante y un espacio de producción, discusión, exposición y venta de arte contemporáneo. El proyecto de reforma de la galería suponía en primer lugar preguntarse si era necesario introducir modificaciones en un espacio que de antemano se nos ofrecía extraordinario. Una planta rectangular de 18 x 14 m., sin pilares intermedios, cubierta por una estructura metálica, definía una sala de exposiciones de gran altura que no ocultaba las reminiscencias de un antiguo galpón de estacionamiento. La intervención de la sala, que en los últimos años había ganado un lugar de destaque en la escena de la producción y difusión cultural de la ciudad, procuraría entonces apenas reforzar sus atributos espaciales, mejorar su infraestructura técnica y habilitar nuevos recorridos y alternativas de montaje para artistas y curadores.
Un encargo
El objeto inicial del proyecto consistía en transformar un estrecho depósito ubicado sobre la trastienda en una sala de eventos y expansión del restaurante. Dado que acceder a ese espacio desde el ingreso principal suponía atravesar la galería, ideamos una pasarela metálica que sobrevuela el espacio expositivo, conectando de forma aérea el restaurante con el nuevo salón de eventos.
Una pieza
Dos vigas reticuladas vencen catorce metros de luz, al tiempo que resuelven la baranda de la pasarela, revestida exteriormente con chapa blanca para minimizar su impacto visual en la sala.
Una escalera conformada por piezas de hormigón pre-moldeado se implanta en el lugar de un pequeño deposito de la cocina, dando acceso a una planta alta que cuenta con dos alas paralelas conectadas por la pasarela. En un extremo, un futuro estudio para residentes de la fundación; en el otro, una sala alargada, equipada con un área de apoyo de cocina, pensada para funcionar como expansión del restaurante, como espacio para eventos sociales, o también como espacio expositivo; entre ambos, el gran vacío central de la sala, encuadrado por un pequeño conjunto de aberturas fijas. De esta manera, la pasarela permite que los nuevos programas funcionen con independencia de la galería, y, al mismo tiempo, inaugura vistas y recorridos aéreos de la sala de exposiciones, habilitando nuevas posibilidades de montaje en el gran volumen de la sala.
Una serie de pequeñas cosas
El resto del proyecto consiste en un conjunto mejorías de la sala de exposiciones. En primer lugar, se unifican las superficies de piso de ambas plantas, removiendo la pintura epóxica del piso del antiguo estacionamiento, a través de un proceso de pulido que desnuda un conjunto de hormigonados de color y grano diverso.
En segundo lugar, una nueva planta de luces permite tanto una iluminación homogénea como puntual de la sala, a partir de un sistema de rieles electrificados suspendidos a seis metros de altura. Alineado con con el borde superior de las paredes, este sistema produce un destaque de los planos de colgado en relación a la estructura metálica existente.
Por último, ubicadas sobre las paredes cortas de la sala, dos paredes dobles resuelven las infraestructuras pluviales y eléctricas, y el cerramiento de las aberturas sobre la calle, ganando así amplias superficies de colgado. Sobre la pared de mampostería portante se remueven columnas innecesarias y se reduce sustancialmente las áreas vidriadas de la trastienda. Con estas operaciones, los cuatro planos de cerramiento vertical de la sala se liberan de interferencias, pasando a ofrecer mas de 350 m2 de paredes continuas para el montaje de obras.